ART In caps
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Connoisseur, entusiasta del arte o explorador curioso, bienvenido.
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Vol. 1
guía para perderse y encontrarse en el museo
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Te invito a crear tu propia historia entre cuadros, esculturas, a mirar el arte desde lo que te mueve, no desde lo que “deberías saber”. La idea no es entenderlo todo, sino conectar con lo que ves y dejar que esas conexiones te sorprendan.

Manifiesto
01
Interpretar
01
Interpretar
01
Interpretar
02
Vincular
02
Vincular
02
Vincular
03
Descifrar
03
Descifrar
03
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04
Cultivar
04
Cultivar
04
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Los rostros que Julia Méndez pinta no quieren parecerse a nadie. Son trazos que vienen del recuerdo, del juego, de la infancia, pero también de la pérdida. Hay algo que tiembla en sus líneas: una voluntad de mostrar el mundo no como es, sino como se siente. En su obra, el rostro es un lugar movedizo, un espacio donde los afectos hacen geometría.
Julia Mendez
Buenos Aires, 2025
No hay monocromías en el universo de Julia Méndez. Su mirada apuesta por la acumulación: más colores, más capas, más energía. Su pintura busca ser experiencia visual y emocional, a veces incómoda, otras lúdica, siempre sensible. Es en esa saturación donde se cuela el deseo de decir algo sin tener que explicarlo todo.
Julia Mendez
Buenos Aires, 2025
La fotografía impresa, las líneas de marcador, las acuarelas que no buscan precisión sino clima: todo en la obra de Julia parece moverse entre lo espontáneo y lo íntimo. Aún en construcción, su lenguaje visual ya revela una voz: una que sabe que el arte puede ser una forma de volver sobre lo vivido, una y otra vez, con nuevos ojos.
Julia Mendez
Buenos Aires, 2025
Julia Méndez despliega una cartografía emocional donde capas de pintura, fotografía y papel construyen un cuerpo que se pliega sobre sí mismo. La acumulación matérica no es mero gesto expresivo: es resistencia y deseo al mismo tiempo. Querer hablar y no poder. Tender la mano hacia otro y quedar detenido en la frontera de lo íntimo. ¿Hasta qué punto nuestras capas visibles logran ocultar el magma interior que nunca deja de buscar salida?
Julia Mendez
Buenos Aires, 2025
Los rostros que Julia Méndez pinta no quieren parecerse a nadie. Son trazos que vienen del recuerdo, del juego, de la infancia, pero también de la pérdida. Hay algo que tiembla en sus líneas: una voluntad de mostrar el mundo no como es, sino como se siente. En su obra, el rostro es un lugar movedizo, un espacio donde los afectos hacen geometría.
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Buenos Aires, 2025
No hay monocromías en el universo de Julia Méndez. Su mirada apuesta por la acumulación: más colores, más capas, más energía. Su pintura busca ser experiencia visual y emocional, a veces incómoda, otras lúdica, siempre sensible. Es en esa saturación donde se cuela el deseo de decir algo sin tener que explicarlo todo.
Julia Mendez
Buenos Aires, 2025
La fotografía impresa, las líneas de marcador, las acuarelas que no buscan precisión sino clima: todo en la obra de Julia parece moverse entre lo espontáneo y lo íntimo. Aún en construcción, su lenguaje visual ya revela una voz: una que sabe que el arte puede ser una forma de volver sobre lo vivido, una y otra vez, con nuevos ojos.
Julia Mendez
Buenos Aires, 2025
Julia Méndez despliega una cartografía emocional donde capas de pintura, fotografía y papel construyen un cuerpo que se pliega sobre sí mismo. La acumulación matérica no es mero gesto expresivo: es resistencia y deseo al mismo tiempo. Querer hablar y no poder. Tender la mano hacia otro y quedar detenido en la frontera de lo íntimo. ¿Hasta qué punto nuestras capas visibles logran ocultar el magma interior que nunca deja de buscar salida?
Julia Mendez
Buenos Aires, 2025
Los rostros que Julia Méndez pinta no quieren parecerse a nadie. Son trazos que vienen del recuerdo, del juego, de la infancia, pero también de la pérdida. Hay algo que tiembla en sus líneas: una voluntad de mostrar el mundo no como es, sino como se siente. En su obra, el rostro es un lugar movedizo, un espacio donde los afectos hacen geometría.
Julia Mendez
Buenos Aires, 2025
No hay monocromías en el universo de Julia Méndez. Su mirada apuesta por la acumulación: más colores, más capas, más energía. Su pintura busca ser experiencia visual y emocional, a veces incómoda, otras lúdica, siempre sensible. Es en esa saturación donde se cuela el deseo de decir algo sin tener que explicarlo todo.
Julia Mendez
Buenos Aires, 2025
La fotografía impresa, las líneas de marcador, las acuarelas que no buscan precisión sino clima: todo en la obra de Julia parece moverse entre lo espontáneo y lo íntimo. Aún en construcción, su lenguaje visual ya revela una voz: una que sabe que el arte puede ser una forma de volver sobre lo vivido, una y otra vez, con nuevos ojos.
Julia Mendez
Buenos Aires, 2025
Julia Méndez despliega una cartografía emocional donde capas de pintura, fotografía y papel construyen un cuerpo que se pliega sobre sí mismo. La acumulación matérica no es mero gesto expresivo: es resistencia y deseo al mismo tiempo. Querer hablar y no poder. Tender la mano hacia otro y quedar detenido en la frontera de lo íntimo. ¿Hasta qué punto nuestras capas visibles logran ocultar el magma interior que nunca deja de buscar salida?
Julia Mendez
Buenos Aires, 2025
Los rostros que Julia Méndez pinta no quieren parecerse a nadie. Son trazos que vienen del recuerdo, del juego, de la infancia, pero también de la pérdida. Hay algo que tiembla en sus líneas: una voluntad de mostrar el mundo no como es, sino como se siente. En su obra, el rostro es un lugar movedizo, un espacio donde los afectos hacen geometría.
Julia Mendez
Buenos Aires, 2025
No hay monocromías en el universo de Julia Méndez. Su mirada apuesta por la acumulación: más colores, más capas, más energía. Su pintura busca ser experiencia visual y emocional, a veces incómoda, otras lúdica, siempre sensible. Es en esa saturación donde se cuela el deseo de decir algo sin tener que explicarlo todo.
Julia Mendez
Buenos Aires, 2025
La fotografía impresa, las líneas de marcador, las acuarelas que no buscan precisión sino clima: todo en la obra de Julia parece moverse entre lo espontáneo y lo íntimo. Aún en construcción, su lenguaje visual ya revela una voz: una que sabe que el arte puede ser una forma de volver sobre lo vivido, una y otra vez, con nuevos ojos.
Julia Mendez
Buenos Aires, 2025
Julia Méndez despliega una cartografía emocional donde capas de pintura, fotografía y papel construyen un cuerpo que se pliega sobre sí mismo. La acumulación matérica no es mero gesto expresivo: es resistencia y deseo al mismo tiempo. Querer hablar y no poder. Tender la mano hacia otro y quedar detenido en la frontera de lo íntimo. ¿Hasta qué punto nuestras capas visibles logran ocultar el magma interior que nunca deja de buscar salida?
Julia Mendez
Buenos Aires, 2025
Julia Mendez: El Color como Forma de Insistir
La fotografía impresa, las líneas de marcador, las acuarelas que no buscan precisión sino clima: todo en la obra de Julia parece moverse entre lo espontáneo y lo íntimo. Aún en construcción, su lenguaje visual ya revela una voz: una que sabe que el arte puede ser una forma de volver sobre lo vivido, una y otra vez, con nuevos ojos.
Julia Mendez
Buenos Aires, 2025
No hay monocromías en el universo de Julia Méndez. Su mirada apuesta por la acumulación: más colores, más capas, más energía. Su pintura busca ser experiencia visual y emocional, a veces incómoda, otras lúdica, siempre sensible. Es en esa saturación donde se cuela el deseo de decir algo sin tener que explicarlo todo.
Julia Mendez
Buenos Aires, 2025
Julia Méndez despliega una cartografía emocional donde capas de pintura, fotografía y papel construyen un cuerpo que se pliega sobre sí mismo. La acumulación matérica no es mero gesto expresivo: es resistencia y deseo al mismo tiempo. Querer hablar y no poder. Tender la mano hacia otro y quedar detenido en la frontera de lo íntimo. ¿Hasta qué punto nuestras capas visibles logran ocultar el magma interior que nunca deja de buscar salida?
Julia Mendez
Buenos Aires, 2025
La fotografía impresa, las líneas de marcador, las acuarelas que no buscan precisión sino clima: todo en la obra de Julia parece moverse entre lo espontáneo y lo íntimo. Aún en construcción, su lenguaje visual ya revela una voz: una que sabe que el arte puede ser una forma de volver sobre lo vivido, una y otra vez, con nuevos ojos.
Julia Mendez
Buenos Aires, 2025
No hay monocromías en el universo de Julia Méndez. Su mirada apuesta por la acumulación: más colores, más capas, más energía. Su pintura busca ser experiencia visual y emocional, a veces incómoda, otras lúdica, siempre sensible. Es en esa saturación donde se cuela el deseo de decir algo sin tener que explicarlo todo.
Julia Mendez
Buenos Aires, 2025
Julia Méndez despliega una cartografía emocional donde capas de pintura, fotografía y papel construyen un cuerpo que se pliega sobre sí mismo. La acumulación matérica no es mero gesto expresivo: es resistencia y deseo al mismo tiempo. Querer hablar y no poder. Tender la mano hacia otro y quedar detenido en la frontera de lo íntimo. ¿Hasta qué punto nuestras capas visibles logran ocultar el magma interior que nunca deja de buscar salida?
Julia Mendez
Buenos Aires, 2025
La fotografía impresa, las líneas de marcador, las acuarelas que no buscan precisión sino clima: todo en la obra de Julia parece moverse entre lo espontáneo y lo íntimo. Aún en construcción, su lenguaje visual ya revela una voz: una que sabe que el arte puede ser una forma de volver sobre lo vivido, una y otra vez, con nuevos ojos.
Julia Mendez
Buenos Aires, 2025
No hay monocromías en el universo de Julia Méndez. Su mirada apuesta por la acumulación: más colores, más capas, más energía. Su pintura busca ser experiencia visual y emocional, a veces incómoda, otras lúdica, siempre sensible. Es en esa saturación donde se cuela el deseo de decir algo sin tener que explicarlo todo.
Julia Mendez
Buenos Aires, 2025
Julia Méndez despliega una cartografía emocional donde capas de pintura, fotografía y papel construyen un cuerpo que se pliega sobre sí mismo. La acumulación matérica no es mero gesto expresivo: es resistencia y deseo al mismo tiempo. Querer hablar y no poder. Tender la mano hacia otro y quedar detenido en la frontera de lo íntimo. ¿Hasta qué punto nuestras capas visibles logran ocultar el magma interior que nunca deja de buscar salida?
Julia Mendez
Buenos Aires, 2025
La fotografía impresa, las líneas de marcador, las acuarelas que no buscan precisión sino clima: todo en la obra de Julia parece moverse entre lo espontáneo y lo íntimo. Aún en construcción, su lenguaje visual ya revela una voz: una que sabe que el arte puede ser una forma de volver sobre lo vivido, una y otra vez, con nuevos ojos.
Julia Mendez
Buenos Aires, 2025
No hay monocromías en el universo de Julia Méndez. Su mirada apuesta por la acumulación: más colores, más capas, más energía. Su pintura busca ser experiencia visual y emocional, a veces incómoda, otras lúdica, siempre sensible. Es en esa saturación donde se cuela el deseo de decir algo sin tener que explicarlo todo.
Julia Mendez
Buenos Aires, 2025
Julia Méndez despliega una cartografía emocional donde capas de pintura, fotografía y papel construyen un cuerpo que se pliega sobre sí mismo. La acumulación matérica no es mero gesto expresivo: es resistencia y deseo al mismo tiempo. Querer hablar y no poder. Tender la mano hacia otro y quedar detenido en la frontera de lo íntimo. ¿Hasta qué punto nuestras capas visibles logran ocultar el magma interior que nunca deja de buscar salida?
Julia Mendez
Buenos Aires, 2025
Destacados
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Destacados
Los rostros que Julia Méndez pinta no quieren parecerse a nadie. Son trazos que vienen del recuerdo, del juego, de la infancia, pero también de la pérdida. Hay algo que tiembla en sus líneas: una voluntad de mostrar el mundo no como es, sino como se siente. En su obra, el rostro es un lugar movedizo, un espacio donde los afectos hacen geometría.
Julia Mendez
Buenos Aires, 2025
No hay monocromías en el universo de Julia Méndez. Su mirada apuesta por la acumulación: más colores, más capas, más energía. Su pintura busca ser experiencia visual y emocional, a veces incómoda, otras lúdica, siempre sensible. Es en esa saturación donde se cuela el deseo de decir algo sin tener que explicarlo todo.
Julia Mendez
Buenos Aires, 2025
La fotografía impresa, las líneas de marcador, las acuarelas que no buscan precisión sino clima: todo en la obra de Julia parece moverse entre lo espontáneo y lo íntimo. Aún en construcción, su lenguaje visual ya revela una voz: una que sabe que el arte puede ser una forma de volver sobre lo vivido, una y otra vez, con nuevos ojos.
Julia Mendez
Buenos Aires, 2025
Julia Méndez despliega una cartografía emocional donde capas de pintura, fotografía y papel construyen un cuerpo que se pliega sobre sí mismo. La acumulación matérica no es mero gesto expresivo: es resistencia y deseo al mismo tiempo. Querer hablar y no poder. Tender la mano hacia otro y quedar detenido en la frontera de lo íntimo. ¿Hasta qué punto nuestras capas visibles logran ocultar el magma interior que nunca deja de buscar salida?
Julia Mendez
Buenos Aires, 2025
Los rostros que Julia Méndez pinta no quieren parecerse a nadie. Son trazos que vienen del recuerdo, del juego, de la infancia, pero también de la pérdida. Hay algo que tiembla en sus líneas: una voluntad de mostrar el mundo no como es, sino como se siente. En su obra, el rostro es un lugar movedizo, un espacio donde los afectos hacen geometría.
Julia Mendez
Buenos Aires, 2025
No hay monocromías en el universo de Julia Méndez. Su mirada apuesta por la acumulación: más colores, más capas, más energía. Su pintura busca ser experiencia visual y emocional, a veces incómoda, otras lúdica, siempre sensible. Es en esa saturación donde se cuela el deseo de decir algo sin tener que explicarlo todo.
Julia Mendez
Buenos Aires, 2025
La fotografía impresa, las líneas de marcador, las acuarelas que no buscan precisión sino clima: todo en la obra de Julia parece moverse entre lo espontáneo y lo íntimo. Aún en construcción, su lenguaje visual ya revela una voz: una que sabe que el arte puede ser una forma de volver sobre lo vivido, una y otra vez, con nuevos ojos.
Julia Mendez
Buenos Aires, 2025
Julia Méndez despliega una cartografía emocional donde capas de pintura, fotografía y papel construyen un cuerpo que se pliega sobre sí mismo. La acumulación matérica no es mero gesto expresivo: es resistencia y deseo al mismo tiempo. Querer hablar y no poder. Tender la mano hacia otro y quedar detenido en la frontera de lo íntimo. ¿Hasta qué punto nuestras capas visibles logran ocultar el magma interior que nunca deja de buscar salida?
Julia Mendez
Buenos Aires, 2025
Los rostros que Julia Méndez pinta no quieren parecerse a nadie. Son trazos que vienen del recuerdo, del juego, de la infancia, pero también de la pérdida. Hay algo que tiembla en sus líneas: una voluntad de mostrar el mundo no como es, sino como se siente. En su obra, el rostro es un lugar movedizo, un espacio donde los afectos hacen geometría.
Julia Mendez
Buenos Aires, 2025
No hay monocromías en el universo de Julia Méndez. Su mirada apuesta por la acumulación: más colores, más capas, más energía. Su pintura busca ser experiencia visual y emocional, a veces incómoda, otras lúdica, siempre sensible. Es en esa saturación donde se cuela el deseo de decir algo sin tener que explicarlo todo.
Julia Mendez
Buenos Aires, 2025
La fotografía impresa, las líneas de marcador, las acuarelas que no buscan precisión sino clima: todo en la obra de Julia parece moverse entre lo espontáneo y lo íntimo. Aún en construcción, su lenguaje visual ya revela una voz: una que sabe que el arte puede ser una forma de volver sobre lo vivido, una y otra vez, con nuevos ojos.
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Buenos Aires, 2025
Julia Méndez despliega una cartografía emocional donde capas de pintura, fotografía y papel construyen un cuerpo que se pliega sobre sí mismo. La acumulación matérica no es mero gesto expresivo: es resistencia y deseo al mismo tiempo. Querer hablar y no poder. Tender la mano hacia otro y quedar detenido en la frontera de lo íntimo. ¿Hasta qué punto nuestras capas visibles logran ocultar el magma interior que nunca deja de buscar salida?
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Los rostros que Julia Méndez pinta no quieren parecerse a nadie. Son trazos que vienen del recuerdo, del juego, de la infancia, pero también de la pérdida. Hay algo que tiembla en sus líneas: una voluntad de mostrar el mundo no como es, sino como se siente. En su obra, el rostro es un lugar movedizo, un espacio donde los afectos hacen geometría.
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Regístrese, comuníquese, publíquese y archívese.
2025 @ Buenos Aires, Argentina
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