CLEO piedra flora fauna
16 nov 2024
Tuve la oportunidad de visitar el estudio abierto MASHIN y adentrarme por un rato en el pequeño universo donde las piezas cerámicas, la joyería esmaltada y las pinturas dialogan con una ambientación que invita a la introspección y al disfrute sensorial.
El exterior, con sus vidrieras negras opacas y formas de neón abstractas, despierta una curiosidad inmediata: una suerte de invitación implícita que protege el interior como si fuese un pequeño secreto escondido en la rutina urbana. La fachada es una experiencia en sí misma. Las formas de neón, con su energía radiante y líneas minimalistas, actúan como un símbolo de modernidad, jugando con la idea de la galería como un espacio de paso y, al mismo tiempo, un destino. En esta ocasión, el display rompió su habitual misterio al incorporar maniquíes portando las piezas de joyería. Este gesto, lejos de diluir el enigma, abrió un diálogo entre lo utilitario y lo escultórico, generando una interacción única con el espectador ocasional.
Al atravesar la entrada y dejar atrás la galería comercial, el espacio interior revela un mundo contenido. Aquí, la iluminación estratégica y las estanterías llenas de pequeños objetos —cuadros, esculturas y joyería de cerámica esmaltada— construyen un ambiente de taller íntimo que invita a quedarse y explorar. La disposición del espacio guarda una coherencia que refuerza la personalidad del estudio. Las paredes están decoradas con pinturas y pequeñas esculturas, integrando diferentes lenguajes artísticos que oscilan entre lo pictórico y lo utilitario. Esta dualidad reafirma el enfoque interdisciplinar de la artista, quien utiliza la cerámica no solo como soporte escultórico, sino también como un medio para tender puentes entre el diseño y el arte contemporáneo. Cada pieza parece contar su propia historia, pero al mismo tiempo, forma parte de un todo armónico. La iluminación neutra y puntual destaca los esmaltes brillantes y las tonalidades perladas de las cerámicas, haciendo que cada obra cobre vida bajo los focos.
El corazón de la visita, sin embargo, fue el encuentro con la anfitriona, gracias por recibirme.