Por Julieta Ogando
Elizabeth Débora Domínguez
San Telmo
25 may 2024
El Espejismo Sensorial de "Lengua Dorada" de Elizabeth Débora Domínguez
El pasado sábado, en @display.estudios, se presentó una experiencia única y envolvente con la obra performática-sonora Lengua Dorada de @ely_dd_. Este evento no solo fue un despliegue de creatividad y técnica, sino una profunda inmersión en un universo alternativo donde la poesía, el sonido y la corporalidad se entrelazan para desafiar nuestras percepciones.
Lengua Dorada se manifiesta como una obra inmersiva que trasciende los límites convencionales del arte performático. Desde el momento en que los latidos del corazón, sutiles pero poderosos, resonaron en el espacio, una atmósfera envolvente se apoderó de la audiencia. Estos latidos, que emergieron de manera orgánica y espontánea, marcaron el ritmo de la experiencia, tejiendo un tapiz sonoro que nos sumergió en un estado de trance. A medida que la guitarra elevaba su tono hipnótico y la poesía resonaba en múltiples idiomas, nos encontramos inmersos en una sinfonía de sonidos y sensaciones que trascendían la comprensión verbal. En este contexto, la conexión entre el cuerpo y el arte se hizo evidente, con cada latido del corazón y cada nota de guitarra resonando en nuestra propia carne y hueso, recordándonos nuestra propia humanidad y vulnerabilidad en un mundo de pura sensorialidad.
El concepto de un "cardumen plush" añade un elemento visual y cinético que es tanto hipnótico como provocativo. Los performers, pintados con body-painting y con vaginas plush, se movían de manera sensual y frenética, provocando estímulos visuales y físicos que obligaban al público a reconsiderar sus propios límites y tabúes. Este aspecto de la obra no solo desafía la percepción visual, sino que invita a una introspección sobre la sexualidad y la identidad corporal.
La textura sonora creada por la superposición de poesía en múltiples idiomas—español, portugués e idioma plushiano—rompe la barrera del entendimiento convencional, llevando al público a un estado donde las palabras se transforman en meros sonidos, perdiendo su significado original para convertirse en parte de una sinfonía abstracta. Este uso innovador del lenguaje subraya la capacidad del arte para trascender la comunicación verbal y apelar directamente a los sentidos.
La combinación de la batería y la guitarra eleva la tensión de la pieza hasta un clímax frenético, donde la cacofonía de sonidos y movimientos se fusiona en un todo caótico pero profundamente orquestado. Este momento culminante, seguido por un abrupto retorno al silencio, refleja la dualidad entre el caos y la calma, la vida y la muerte, la acción y la quietud.
Los poemas presentados, cargados de imágenes poderosas y emotivas, complementan la experiencia sensorial de la obra. Versos como “Seamos libres en este mundo, compartamos felicidad. Que no se entienda nada, para que se entienda todo” encapsulan la esencia de Lengua Dorada, una invitación a abandonar las estructuras convencionales del entendimiento y a sumergirse en una experiencia que es tanto visceral como intelectual.
En resumen, Lengua Dorada es una obra que se siente en cada latido amplificado, en cada movimiento sensual del cardumen plush, en cada palabra que pierde su sentido original para convertirse en pura sonoridad. Elizabeth Débora Domínguez ha creado una pieza que desafía nuestras percepciones, nos invita a explorar los límites de nuestra propia realidad y nos confronta con la belleza y el terror de lo desconocido.