By Julieta Ogando
Gastón Badii, Delfina Rabán, Gonzalo Arbutti, Marcelo Federico y Arturo Peruzzotti
Espinosa Estudios
Nov 24, 2024
Entre la Materia y el Error, Un Ensayo Lúcido y Corpóreo
En Fantasía, el objeto abandona la convención para devenir en acto. Las piezas no buscan terminar, sino revelarse en su incompletud, un estado de flujo que se alimenta del error, el trabajo de las manos y la experiencia del cuerpo. En el espacio de Espinosa Estudios, cinco artistas convergen para interrogarnos: ¿qué significa crear hoy, cuando la perfección se agota y lo digital homogeniza? La respuesta es táctil, es imperfecta, es inevitablemente humana.
En una exploración rigurosa y radical, Badii y Rabán rescatan el mobiliario de obra, ese residuo funcional que habita los intersticios de la construcción. No es diseño para durar, es diseño para servir: mesas, bancos, soportes que, en su precariedad, sostienen una lógica de ingenio y necesidad. Aquí, el volquete se convierte en archivo, y cada pieza expuesta es un fragmento de una historia que nunca fue narrada. Más que objetos, son gestos de resistencia material, un reconocimiento de aquello que rara vez se dignifica pero siempre ha estado ahí.
El trabajo de Arbutti no juega con formas: las despliega como un sistema de pensamiento que trastoca la lógica de lo utilitario. Sus piezas de madera y acrílico, tan precisas como indomables, no obedecen a una única función. Esculturas, juguetes, máquinas imposibles: todo es parte de un tablero donde las reglas son maleables y el juego, una coreografía de lo formal y lo conceptual. Aquí el color no es capricho, es vibración. La madera no es soporte, es un mecanismo para mover mundos.
En el trabajo de Federico, cada material se escucha, se mueve, se pliega. No hay una práctica única: hay un continuo de exploraciones. Su obra es un cuerpo vivo que trasciende disciplinas, un espacio donde los objetos no solo son creados, sino convocados a existir en múltiples planos. Las formas surgen como fragmentos de un diálogo ininterrumpido entre la materia y la memoria.
Cada una de las lámparas de Peruzzotti es una entidad sensual que baila entre lo funcional y lo escultórico. En sus formas, el diseño deja de ser un objeto para convertirse en experiencia. La luz, aquí, no se refleja: respira. La interacción es inevitablemente física; las piezas demandan tiempo, proximidad, atención. El espacio queda transformado, no por la función, sino por el diálogo lumínico que cada objeto propone.
Fantasía es una indagación colectiva en la que el error no se corrige, se integra. Es investigación, prototipo, observación. Las piezas que emergen no son resultados; son momentos en un proceso que nunca se cierra. Aquí, el oficio se convierte en un manifiesto contra la estandarización, la digitalización, la reproducción masiva. En un mundo obsesionado con el algoritmo, estas obras celebran la pausa, lo improvisado, lo corpóreo.
En Fantasía, los materiales no son inertes; están vivos, y su vida se inscribe en la memoria de quienes los crean. Cada obra es un mapa: de la madera que revela sus vetas, de los colores que parecen gritar desde el acrílico, de los volúmenes que encuentran su lugar en la luz. Es una muestra que no busca respuestas; propone fisuras. Allí, en las grietas del objeto y en la tensión entre materia e idea, es donde ocurre la verdadera fantasía.